El helado en España: Una encrucijada entre el placer y la contradicción de comerlo todos los días

-

Cuando llega el calor, hay un sonido que anuncia el verano en casi cualquier rincón de España: el inconfundible campanilleo del carrito de helados. Pero este dulce no es solo una tentación estacional. Según la Asociación Española de Fabricantes de Helados, cada español consume de media unos siete litros al año, con picos evidentes entre junio y agosto.

El helado se ha colado en nuestra dieta con una naturalidad asombrosa. Desde el clásico cucurucho de vainilla hasta las versiones artesanas de autor, nadie se resiste a su encanto. Sin embargo, ante tanta devoción, surge una duda que ya se ha instalado como un clásico del verano: ¿es posible disfrutarlo sin poner en riesgo nuestra salud?

4
Alternativas que sí suman: del yogur al plátano congelado

Alternativas que sí suman: del yogur al plátano congelado
Fuente: Agencias

El helado no es el único alimento capaz de refrescar y aportar cierto placer. De hecho, muchos nutricionistas recomiendan otras opciones más equilibradas y con mejor perfil nutricional para quienes no quieren renunciar al postre. Entre las más destacadas se encuentran:

  • Yogur natural congelado: rico en probióticos y bajo en azúcar si se elige bien. Puede mezclarse con fruta fresca y congelarse en moldes individuales.
  • Plátano congelado: al batirse, genera una textura cremosa muy similar al helado, sin necesidad de añadir azúcar ni grasa.
  • Sorbete de frutas casero: hecho con fruta natural, hielo y una licuadora. Es fresco, ligero y se prepara en minutos.

Estas versiones no solo reducen el contenido calórico y azucarado, sino que permiten mantener la rutina del postre frío sin las consecuencias metabólicas del helado tradicional.

Publicidad