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Descubre las nuevas restricciones de la DGT que pueden impedirte renovar el carnet de conducir

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Renovar el carnet de conducir es, para muchos, un simple trámite rutinario. Sin embargo, desde la Dirección General de Tráfico (DGT), este proceso está siendo observado con una nueva lupa: la de la salud. Lo que antes se resolvía con rapidez y sin sobresaltos, ahora puede verse condicionado por enfermedades, tratamientos o incluso el uso de medicamentos que, según el organismo, pueden suponer un riesgo al volante.

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Y es que, aunque a menudo lo pasamos por alto, conducir exige mucho más que habilidad: requiere reflejos ágiles, mente clara y una coordinación física y mental que se puede ver alterada por ciertas condiciones clínicas. Por eso, la DGT ha endurecido sus requisitos, especialmente para quienes desean renovar el permiso de clase B, y ha definido nuevas pautas que todos los conductores deben conocer.

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Las enfermedades que pueden bloquear la renovación del carnet

Las enfermedades que pueden bloquear la renovación del carnet
Fuente: Agencias

La DGT ha establecido nueve grandes grupos de enfermedades que pueden impedir o limitar la renovación del permiso de conducir. Esta clasificación no es arbitraria: se basa en criterios médicos, estudios sobre siniestralidad y recomendaciones sanitarias. Entre ellas destacan las enfermedades respiratorias como la apnea del sueño, que permite renovaciones de hasta tres años si está bien controlada. Sin embargo, afecciones más graves, como la disnea permanente, imposibilitan completamente la renovación. En el caso de enfermedades digestivas y renales, como los trasplantes o la nefropatía con diálisis, se requiere una valoración médica individualizada antes de conceder o rechazar el permiso.

Las enfermedades neurológicas también figuran entre los criterios más relevantes para la DGT. Patologías como la epilepsia, los episodios de pérdida de conciencia o los accidentes isquémicos requieren seguimiento médico estricto. En casos estables, pueden autorizarse renovaciones anuales.

Lo mismo ocurre con ciertas enfermedades vasculares como los aneurismas o disecciones arteriales, que exigen controles específicos y, en general, permiten renovar tras seis meses y solo por dos años. En el ámbito oncológico, la DGT puede denegar la renovación si el cáncer está activo o hay secuelas visibles, debido al deterioro físico y emocional que conllevan tratamientos intensivos.

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