La dualidad puede definir a la perfección la carrera en la música de Piezas. El rapero murciano ha estrenado su esperadísimo nuevo disco Dual este mes de junio, una obra que explica su nombre con un doble álbum que, junto a Panorámica (2019), completa la trilogía Acantilado. Pero también explica tanto la dualidad del artista como la dualidad de su percepción en la industria: un rapero mayúsculo que obtuvo su mayor reconocimiento por su corta pero brillante carrera en las batallas de gallos, mientras las reproducciones de sus temas nunca han ido en concordancia con su calidad a nivel lírico y de producción.
A José Javier Sánchez Meroño (Murcia, 1986) siempre le ha importado más su obra, y los que la conocemos entendemos bien el porqué. Al contrario que los caminos que recorre la música urbana en la industria, el rapero aporta reflexiones sesudas y profundas, sin descuidar la cotidianidad en absolutos poemas bajo ritmos y una técnica sobre el mismo a la altura de los tiempos. Todo bajo la innovación en los sonidos que Jayder, su mano derecha en esto, es capaz de brindarle en cada nueva aventura.
En el diario Qué! hemos podido charlar con Piezas sobre Dual para comprender las motivaciones y dudas de un artista que la industria todavía no ha tratado como merece, o al menos como su obra evidencia.
Pregunta: El disco ya está aquí y dices que te está viniendo bien esta etapa de no parar, que nunca habías disfrutado tanto de la promoción de un álbum y que se siente diferente después de tanto tiempo. ¿Qué sientes diferente con Dual en 2025?
Respuesta: Pues sinceramente creo que los medios se toman mucho más en serio su trabajo. Es lo que he notado. No sé si es por la competencia que suponen medios alternativos como canales de YouTube, Twitch, etc. Pero he notado mucha más implicación por parte de los medios a la hora de analizar el disco, la idea, mi carrera artística. Entonces eso es de agradecer, porque a veces somos raperos y a veces nos hemos tenido que enfrentar a preguntas como «¿Qué te gusta más, el rap o el hip hop?» Ese tipo de cosas que están muy fuera de orden. Sin embargo, he estado disfrutando mucho esta etapa por eso, porque he tenido charlas y entrevistas muy dinámicas y propias de un profesional.
P: También escribías que te cuesta entenderte a ti mismo, porque querías que llegara el momento del lanzamiento para liberar o compartir la carga, pero a su vez la sensación de alivio se mezcla con una de vacío. ¿Cómo ha sido vivir tanto tiempo a solas con todo esto?
R: Esta vez ha sido más pesado que ninguna, porque se ha dilatado en el tiempo mucho más de lo que esperábamos y ha sido un poco cansino, de hecho había fases en las que he tenido que olvidarme del álbum y desconectar para no odiarlo. Pero hablé con mi mujer de esa sensación que tuve cuando liberamos el álbum y me vino a decir que a ella le pasó algo parecido cuando fue madre. Por un lado estás deseando verlo, estás deseando que tu familia lo abrace, que tu gente lo abrace… pero por otro te sientes en esa situación de vacío, de desamparo, de decir «hostia, ya no es solo mío». Y fue un poco raro, pero me duró un día, día y medio, esa sensación.
Ha habido fases en las que he tenido que olvidarme del álbum para no odiarlo
La verdad que leyendo el feedback y la importancia que le está dando la gente, haciéndome llegar mensajes de todo tipo, es mucho más gratificante que tenerlo solo para mí.
P: Este domingo celebraste una Listening Party gratuita en Murcia y supongo que las emociones siguen a flor de piel porque los comentarios sobre el disco son muy positivos. Pero, ¿cómo está Jayder tú que le conoces? Siempre ponemos el foco en ti, pero el trabajo de Jayder merece un capítulo aparte.
R: Es muy hermético, es mi mejor amigo y prácticamente le entiendo sin que hable, porque habla poquito, es de pocas palabras. Pero creo que se siente muy orgulloso y muy satisfecho. Creo que ahora tampoco nos está dando tiempo a desconectar del todo o a hacer una valoración total de lo ocurrido. Al ser un grupo autoproducido e independiente, estamos con los CDs, con los vinilos, con los diseños de no sé qué… y al final seguimos trabajando en el disco. Es cierto que el Listening Party fue muy emotivo, y yo creo que está igual de feliz que yo. Feliz y orgulloso.
El «pesimismo productivo» de Piezas
P: Hablas de que tienes un pesimismo productivo. Entre eso y las referencias al fútbol podemos hacer un buen mapa de tu estilo de rap pero, ¿cómo te gustaría que te definieran para presentarte ante alguien que no te haya escuchado?
R: Pues yo creo que soy un rapero, es un término que nunca he renegado, independientemente de que haga canciones que no sean rap en algún punto. Pero soy un rapero y me gusta escribir sobre cosas cotidianas y sobre inquietudes de a pie. Nunca me he sentido lo suficientemente artista o lo suficientemente inteligente como para mirar al mundo con cierto desdén.
Nunca me he sentido lo suficientemente artista como para mirar al mundo con cierto desdén
Me gusta relatar las pequeñeces que creo que, cuando las pones en común con el oyente, cobran una magnitud gigante. Me gusta compartir esas pequeñas cosas y esa cotidianidad con las personas que me escuchan desde un punto de vista un poco pesimista y un poco agonía, pero siempre con un toquecito de humor también.
P: Porque, además, este disco es un reflejo de años. Hablas todavía de tu etapa en la fábrica y de conflictos internos sobre tu imagen ante tu hija o tu vida social. Si hoy te sentaras a escribir otra vez esas letras que tienen más años, ¿serían más optimistas o siempre se puede rebuscar en tus demonios?
R: Pues posiblemente. Aunque hay una frase de Kase.O [uno de los principales exponente del auge del rap en España] que define muy bien ese concepto, porque al final que la vida te vaya bien a los ojos de los demás no significa que tú la estés viviendo como la idealizas. La frase de Kase.O decía «Nadie es testigo de mi infierno porque está dentro de mí, no conmigo».
A veces el problema no es el modo de vida, el problema no es el mundo, que tiene muchos problemas, sino cómo uno lo percibe y cómo uno lo gestiona. A mí la música me ayuda a trabajar y me ayuda a por lo menos encontrar una productividad a ese lado pesimista y a ese lado negativo.
Lógicamente a día de hoy mi vida es muy distinta a lo que era en ese momento y supongo que escribiría de otra manera. De hecho sigo escribiendo y estoy escribiendo otro tipo de cosas, pero no descarto que vuelva a escribir sobre cosas así en un futuro si se desean, porque, como te digo, no es la vida en sí, sino cómo uno la perciba la mayoría de las veces.
P: Dual tiene colaboraciones con Kaze, Julia Cry, Erick Hervé o por supuesto con Alex Orellana para seguir poniendo en el mapa a Murcia Finest [sello musical que comparten]. Si mal no recuerdo, mencionaste hace no mucho que tienes ganas de “exportar” un poco tu rap colaborando con artistas internacionales. ¿Qué planes hay al respecto?
R: Pues creo que es una asignatura que tengo pendiente a lo largo de mi trayectoria, porque también mi realidad hasta hace cuatro años era la de una persona que se levantaba a las siete de la mañana y volvía a su casa a las nueve de la noche, entonces no tiene mucho tiempo para andar de estudio en estudio conectando con artistas. Pero es cierto que desde hace cuatro años hasta la fecha me centré únicamente y exclusivamente en este disco, aparte del streaming y la creación de contenido. Y creo que ahora es un momento bueno para que la gente respire, disfrute el álbum y que pueda escucharme en pequeñas dosis colaborando con artistas internacionales, que creo que me lo debo.
Creo que es viable porque he tenido muchas opciones pero nunca he tenido tiempo. Creo que ha llegado ese momento de expandir un poco la marca de Murcia Finest por México, por Argentina, por Chile…
P: En las colaboraciones también está aquí Dj Pimp, que gira habitualmente con los chicos de Locoplaya. ¿Para cuándo algo más festivo como lo que hacen los canarios? Es verdad que tienes la canción ‘OYE!’, que tocaba un poco ese registro más relajado y menos cerebral.
R: No es lo mío. OYE!’ lo hice porque estábamos en pandemia y estaba deseando salir. No salgo todos los fines de semana, ni todos los meses, pero sí me gusta de vez en cuando salir, estar en una terraza, ir a comer o tomar algo. Lo hice por esa añoranza, porque me lo pedía el cuerpo. Pero no me veo haciendo una música como festiva y sin el contenido que a mí me define.
Esto no quiere decir que vaya a hacer un contenido muy emocional siempre, pero lógicamente va a tener esas píldoras porque escribo así, porque me nace escribir así. Quizás estoy más cerca de hacer algo más experimental que de hacer ese tipo de música. De hacer algo, no sé… tengo un proyecto en mente de drumless. Quiero hacer algo cortito, quizás un poco denso, pero cortito y cargado de esa vibra, de esa migaja rapera que tanto me gusta. Estoy más cerca de eso que de hacer, como te digo, algo en tono más festivo o tiktokeable.
P: Sin ir más lejos, en esa misma canción con Dj Pimp hay unas cuantas frases de tono político, contra el PP y la ultraderecha. O haces referencia a Palestina en ‘Los Elefantes de Dalí’. No descubro nada si digo que normalmente estás en el foco por posicionarte política y socialmente. El rap siempre ha ido en buena parte de eso, de denuncia y lucha social. ¿Qué pasa entonces en la industria con la música urbana que triunfa?
R: No es rentable posicionarte. Si yo no me pronuncio en política y hablo de temas de temas que no unan, que no separen, tengo más garantía de que voy a llegar a más gente. Y al final son puertas que no se cierran. Pero yo creo que el posicionamiento en el arte es necesario, y especialmente en el rap, porque es una música política, es una música contestataria. Siempre lo ha sido.
No digo que no haya rap político a día de hoy, porque no considero que el rap político sea únicamente mencionar partidos o criticar ciertas acciones del gobierno de turno, sino que también está implícito en ciertos discursos que reivindican al barrio, que reivindican la valía de tu gente. Ese tipo de contenido también es política. Se ha caído en el agradecimiento a la industria muchas veces.
Cuando los raperos empezamos a ver dinero y empezamos a tocar en festivales y delante de miles de personas, por decenas de miles de euros y demás… es como que al final tu propio entorno te dice que no hables de esto. No te cierres puertas porque a lo mejor… y claro, al final nos acomodamos. No es mi caso porque nunca he llegado a gozar de esa imagen o de esa salud musical como para que me importe una mierda perder algo, pero entiendo que es así. Igual yo no estoy en la situación de las personas que deciden no hacerlo. Hay libertad y que cada uno se haga cargo.
P: ¿Puede un rapero ser de derechas?
R: Es que aquí se entra en la dualidad de «si no puede un rapero ser de derecha, quiere decir que todo el rap es de izquierda». Un país con mala aplicación de la ideología de izquierdas tiene al rapero de allí criticando eso. Ya no es la ideología política, sino la mala praxis de la clase política.
Creo que el discurso político de derecha y de ultraderecha fomenta cosas que están muy alejadas del hip hop: el individualismo exacerbado, la insolidaridad hacia personas que están en una situación más vulnerable… El hip hop es todo lo contrario a eso. Por eso a mí me suena chino que haya raperos defendiendo discursos neoliberales como si fuesen auténticos punkis, como si fuesen los anárquicos a día de hoy. Es todo lo contrario, están defendiendo un discurso que está fuera de tiempo, que es retrógrado, y por eso a la gente se les echa encima. No porque sean transgresores, sino porque están totalmente fuera de tiempo. Son retrógrados y son excluyentes.
En ese sentido no le pondría tanto el foco de puede ser de derecha o de izquierda, pero creo que es más fácil que un rapero y su contenido se identifique con la izquierda que con el discurso de la derecha.
P: ¿Y son raperos los freestylers? Porque en la época en la que ganaste la Red Bull estaba claro, pero hoy día, con tanta profesionalización, yo no estoy tan seguro de ello.
R: Antes el afán más que de ser freestyler era el de practicar una disciplina que les pudiese ayudar a exponer su música. Creo que ahora el porcentaje ha disminuido notablemente. O sea, si estábamos antes en un 98 %, a lo mejor ahora estamos en un 15 %, pero lo hay. Sigue habiendo gente que tiene una vinculación grande con el hip hop y que tiene ambición dentro de la música, entonces por eso no lo vendería como algo totalmente catastrofista, pero sí que es llamativo.
¿Por qué? Porque al final ahora ser freestyler es una profesión, y yo entiendo que al que le interese solo el freestyle decida dedicarse plenamente a ello y no tenga que impostar la imagen del rapero; véase el caso de Chuty. Chuty me parece de lo más recto que hay en la disciplina. «Yo soy un profesional del freestyle y no tengo que impostar ser rapero porque no quiero hacer disco».
Pero es llamativo, y es la consecuencia de la masificación de algo cultural que era de nicho en un principio y al final ha acabado siendo totalmente popular.

¿Un posible regreso al freestyle?
P: Hablando de freestyle, es evidente que siempre has tenido mucha exposición por lo que lograste improvisando. Tu reciente participación en la Red Bull 5 Vidas fue un terremoto (personalmente me sé varios fragmentos tuyos de tanto escucharlos), ¿te ha picado el gusanillo ver la reacción de la gente? Tienes a compañeros como Blon o Kapo suplicándote que regreses a las batallas.
R: Mira, yo podría, este año, antes del Red Bull 5 vidas, podría haber aceptado la oferta y competir en FMS España. Tenía la oferta sobre la mesa, la verdad que era una oferta interesante y económico, pero decidí que no porque creía que no me iba a sumar a mi día a día.
Piensa que esto acabó en febrero, creo que fue. Estaba con el disco bajo el brazo también, ejecutando todo lo que faltaba. Y hay veces que uno tiene que decidir entre el beneficio económico y la salud mental. Yo siempre antepongo lo segundo, y mi salud mental es lo primero. Cuando yo no disfruto 100 % de hacer algo y sé que me va a castigar mentalmente durante largas jornadas, prefiero prescindir de ello.
Podría haber competido en FMS España este año. Tenía la oferta sobre la mesa
Dentro de esto hay varias opciones. La opción de que me dé un paseo por Red Bull algún día porque me apetece y porque tengo muy buen trato con la organización y siempre me han tratado genial, y me pruebe en una regional por divertirme, aunque sea sin cobrar. Y otra, que me hagan una muy buena oferta por parte de alguna organización y decida hacer un último baile.
Pero no es algo que yo contemple como un deseo o como una inquietud. Quizás está más cerca de mi inquietud el participar en una batalla escrita algún día. Eso sí me interesa un poco más.
P: Pero volvamos a la música. Tu trabajo como streamer tras dejar atrás el mundo de la fábrica que tanto te atormentaba te permite tener un canal de difusión mayor para tu obra. ¿Es mi sensación o siempre te has privado un poco de utilizar esos canales para autopublicitarte? Porque creo que lo haces poco para el tremendo valor de tu música.
R: Dentro del contenido que tenemos hemos dado varias secciones. Una de ellas se llama El Altavoz, para dar voz a grupos underground, la de Bueno y qué, que son charlas un poco más profundas con artistas… Me gusta el contenido variado, aunque sí que es verdad que principalmente el canal de YouTube se basa en batallas de freestyle y cosas de ese nicho. Cuando me pongo a hablar de algo relacionado con mi música y demás, la gente lo disfruta, pero hay mucha gente que es ajena.
Entonces, no me gusta forzar las cosas y, honestamente, cuando estoy hablando de algo relacionado con mi disco, si veo a alguien que me pregunta cuándo empiezo a reaccionar [a batallas o freestyle] es como que siento que choca con mi personalidad y no me gusta. No es que trate de ocultarlo, de evitarlo, pero pienso que quien quiera llegar a mi música, va a llegar. Y si hay alguien a quien le interesa mi opinión, pero no le interesa mi música, es problema suyo, no mío. ¿Por qué dar credibilidad a alguien a quien no le intereso o no se ha parado a analizar la capacidad artística que tengo?
Es como si yo escucho a un tío hablando de geopolítica y no conozco su formación o su bagaje en política. Ahí el problema mío.
P: Y la última. Es evidente que los tiempos han cambiado desde tu anterior disco y todo se mueve de diferente manera. Ya sabes, la dictadura del contenido corto e inmediato en la que todos caemos en mayor o menor medida, y canciones como ’12 gusanos’ o ‘Salomé’ se alejan de ello. En tu tema con Erick Hervé dices que si dependes de algo no es de un algoritmo pero, ¿cómo te adaptas a esto y al maldito algoritmo para dar relevancia a tu música?
R: Bueno, esta respuesta va a ser larga, te aviso. Es que yo a mi música no le pido vivir de ella ya. Lo intenté con 28 años con Melancolía y tuve expectativas, creí que iba a poder darse. De hecho, recordaré siempre un mensaje que me mandó Tote King cuando le llegó el álbum. Me dijo «ve mandando a la mierda a tu jefe que este álbum te va a sacar de trabajar». No se cumplió desgraciadamente. Entonces mis expectativas se fueron a la mierda. Siempre he hecho la música que me da la gana, pero ahora yo entiendo que mi música está muy alejada de los cánones que exige la industria para ser relevante o tener cierto éxito.
A mi música no le pido vivir de ella
Entonces hago lo que me place y el premio a eso no son los números, pero sin duda son otras muchas cosas que quedan en la intimidad que son maravillosas, como el tener ahora mismo el inbox lleno de felicitaciones de artistas que llenan estadios, el que la gente me escriba mensaje directo no para decirme que el disco es el disco del año, sino para contarme experiencias personales en base a la música que yo hago y el soporte que le supone en esos momentos… Eso es más gratificante, aunque parezca un cliché.
Me encantaría vivir de mi música y dedicarme plenamente a hacer música todos los días de mi vida, pero entendí hace años que no podía ser, no solo por el tipo de música que hago, sino por cómo funcionan las cosas. La gente es vaga por naturaleza, somos vagos y con la tecnología no hemos vuelto más vagos aún porque queremos que todo lo hagan por nosotros.
Ejemplo de ello son las playlists de Spotify. ¿Quién hay detrás de las playlists de Spotify? ¿Por qué las playlists de Spotify más relevantes de rap español siempre están los mismos? A lo mejor es porque editoriales o agencias de management cogen ese grupo de artistas que ya de por sí son relevantes y los mueven y alteran los números a su antojo.
Si tú ahora mismo coges un tema mío, el de ’12 gusanos’ que me has dicho que te gusta, y lo metes en una de esas playlists que tiene medio millón de oyentes mensuales, a mí me suben los oyentes mensuales. Y eso lo ve un festival y dice «hostia, ha sacado disco nuevo y ha pasado de tener 10.000 oyentes mensuales a tener 700.000. Eso es que tiene éxito». No, eso es que un tío ha metido mano ahí.
Es todo tan estratégico y todo tan superficial a veces que yo digo mira, ¿a dónde me tiene que llevar mi música? Que me lleve por la valía de la misma. Ni yo voy a tratar de caerle bien a la industria, ni voy a tratar de forzar las cosas por ejemplo colaborando con artistas que única y exclusivamente tengan más números que yo. Porque es que eso me da igual. Y me da igual porque colaboro con ellos por su implicación y por su valía. Todo lo demás me da igual.