La búsqueda del cuidado personal se ha convertido en parte esencial de nuestras rutinas, y las mascarillas faciales con arcilla han ganado un lugar privilegiado en el neceser de muchos. Sin embargo, un reciente informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha encendido las alarmas al detectar metales pesados en la composición de la mayoría de estas mascarillas vendidas en España.
Con una investigación rigurosa basada en 21 productos disponibles en supermercados, parafarmacias y tiendas especializadas, la OCU ha dejado al descubierto una situación preocupante que plantea preguntas urgentes sobre la seguridad de lo que nos aplicamos en la piel.
2OCU: Plomo, arsénico y la piel como puerta de entrada

La OCU no solo se ha limitado a realizar un análisis químico de las mascarillas, sino que ha contextualizado el riesgo desde el punto de vista de la salud pública. En su informe, deja claro que el uso ocasional de estos productos no implica un peligro inmediato. Sin embargo, la exposición continuada sí podría tener consecuencias serias, especialmente si se repite a lo largo de los años.
El plomo, por ejemplo, fue detectado en 13 de las mascarillas estudiadas. Este metal pesado es neurotóxico, lo que significa que puede afectar el sistema nervioso, especialmente en niños, embarazadas o personas con sistemas inmunológicos más sensibles. El arsénico, presente en otras muestras, está relacionado con afecciones dermatológicas, cardiovasculares e incluso con procesos cancerígenos.
Desde la OCU insisten en que aunque estos metales están presentes de manera natural en la tierra y, por tanto, en la arcilla mineral, su concentración puede y debe ser reducida. Para ello, hacen falta procesos de purificación más eficaces y, sobre todo, voluntad normativa para exigir su cumplimiento.