Aunque el yogur lleva décadas consolidado como símbolo de salud digestiva, existe un alimento que, poco a poco, le está robando el protagonismo en las neveras de quienes buscan bienestar sin renunciar al sabor. Se llama tempeh, tiene miles de años de historia, es una bomba natural de probióticos y proteínas, y, pese a su origen ancestral, se presenta hoy como uno de los productos más modernos de la cocina saludable.
Con una textura firme, un sabor ligeramente a nuez y un valor nutricional que sorprende, este alimento está conquistando paladares en todo el mundo. Si aún no lo conoces, en este artículo contaremos qué es, por qué es tan beneficioso para la salud digestiva y cómo incorporarlo fácilmente en tus platos.
4Cómo cocinar tempeh y no morir en el intento: ideas sencillas y sabrosas
Una de las ventajas más destacadas del tempeh es su versatilidad en la cocina. Puede utilizarse como sustituto de la carne en prácticamente cualquier receta, pero su verdadero potencial se descubre cuando se experimenta con diferentes técnicas de cocción y marinados. Aquí te dejamos algunas formas sencillas —y deliciosas— de incorporarlo en tu día a día:
- Marinado con leche vegetal y especias: Si notas que su sabor es muy intenso al principio, este método es ideal para suavizarlo. Puedes utilizar cúrcuma, jengibre, salsa de soja y un toque de sirope de arce para un resultado sabroso y equilibrado.
- Cocido al vapor: Una opción saludable y simple. Se corta en rodajas o cubos y se cocina durante unos minutos al vapor. Esto mejora su textura antes de saltearlo o añadirlo a otros platos.
- Frito o a la plancha: Ideal si buscas un acabado crujiente. Puedes empanarlo con pan rallado integral o con harina de garbanzos para un toque más exótico.
- Desmenuzado: Se puede usar como base para tacos, lasañas vegetales o incluso como relleno para empanadas o croquetas. Al cocinarlo bien, su textura recuerda a la de la carne picada.
Gracias a su consistencia firme, este alimento mantiene su forma al cocinarse, lo cual lo diferencia de otros productos vegetales como el tofu, que tienden a deshacerse con facilidad. Con el tempeh, las posibilidades son tantas como tu imaginación culinaria te permita.
