Cada vez más investigaciones apuntan a que ciertos alimentos tienen el poder de influir no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestra mente. Desde las funciones más básicas hasta los recuerdos más preciados, lo que incorporamos a nuestro plato puede marcar una diferencia real en la salud cerebral a largo plazo.
En este contexto, un protagonista inesperado emerge con fuerza: las nueces. Pequeñas, crujientes y accesibles, estas semillas se posicionan como un alimento clave en la prevención del deterioro cognitivo. ¿Qué hay detrás de este hallazgo? ¿Qué dice realmente la ciencia? Y, sobre todo, ¿cómo podés aprovecharlo en tu día a día?
3Más que un snack: formas sabrosas de integrar nueces a tu dieta diaria
Lo bueno de este alimento es que, además de saludable, es sumamente versátil. No es necesario limitarse a comerlas solas como un simple tentempié. De hecho, hay muchísimas formas creativas y sabrosas de integrarlas al menú diario sin que parezca una obligación.
Por ejemplo, podés espolvorear nueces picadas sobre una ensalada fresca para darle un toque crocante. También son una excelente opción para agregar a la avena del desayuno, junto con frutas de estación y un chorrito de miel. ¿Y si vas más allá? En panes caseros, granolas o mezclas con otras frutas secas, las nueces suman textura y nutrición.
Otra forma de aprovechar este alimento es triturarlas y usarlas como cobertura en platos salados, desde pastas hasta carnes blancas. Incluso podés incorporarlas en salsas cremosas de estilo pesto, sustituyendo los piñones tradicionales. El truco está en la creatividad y en no subestimarlas. Lejos de ser un ingrediente monótono, las nueces pueden convertirse en una pieza central dentro de una dieta cerebralmente inteligente.
