Cada vez más investigaciones apuntan a que ciertos alimentos tienen el poder de influir no solo en nuestro cuerpo, sino también en nuestra mente. Desde las funciones más básicas hasta los recuerdos más preciados, lo que incorporamos a nuestro plato puede marcar una diferencia real en la salud cerebral a largo plazo.
En este contexto, un protagonista inesperado emerge con fuerza: las nueces. Pequeñas, crujientes y accesibles, estas semillas se posicionan como un alimento clave en la prevención del deterioro cognitivo. ¿Qué hay detrás de este hallazgo? ¿Qué dice realmente la ciencia? Y, sobre todo, ¿cómo podés aprovecharlo en tu día a día?
1Un alimento diminuto con un impacto gigante: ¿Por qué las nueces son aliadas del cerebro?

A simple vista, una nuez no parece gran cosa. Sin embargo, en su interior guarda una concentración de nutrientes que la ciencia ya ha catalogado como oro para el cerebro. En 2024, un análisis que reunió 23 estudios científicos independientes halló una correlación directa entre el consumo regular de alimentos naturales —con énfasis en frutas secas— y una reducción significativa del riesgo de deterioro cognitivo. En particular, las nueces fueron mencionadas como uno de los alimentos más beneficiosos para conservar la memoria a lo largo de los años.
Pero no se trata solo de estudios. El Dr. Greg Cooper, neurólogo y director del Centro de Memoria del Norton Neuroscience Institute, aseguró recientemente que las nueces son una opción excelente para quienes buscan mantener su cerebro activo y protegido. ¿El motivo? Este alimento es rico en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes, dos compuestos esenciales para combatir la inflamación y el estrés oxidativo que tanto afectan a nuestro sistema nervioso central.
El cerebro, como cualquier otro órgano, está expuesto a daños por múltiples factores ambientales, genéticos y alimentarios. Y ahí es donde las nueces entran en escena como una especie de escudo silencioso, protegiéndolo de forma cotidiana.