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De la nevera a tu boca: La OCU revela cuáles son los helados de súper que valen la pena

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Con el calor instalado antes de tiempo y los termómetros anunciando máximas que superan los 40 grados en varias regiones de España, los helados se convierten en algo más que un simple capricho: son un alivio dulce, rápido y refrescante para afrontar las altas temperaturas. Pero no todos los helados son iguales. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un análisis detallado para orientar a los compradores en medio de la abrumadora oferta actual.

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En su estudio, la OCU clasifica los mejores y peores helados disponibles en los supermercados en función de su perfil nutricional. A continuación, te contaremos cuáles son los más recomendables y los que es mejor dejar en el estante del congelador.

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Los tres peores helados del supermercado: mucho más que calorías

Los tres peores helados del supermercado: mucho más que calorías
Fuente: Agencias

La cara menos amable del congelador también tiene nombres propios. La OCU ha señalado los helados que, por su composición, deberían evitarse o, al menos, consumirse con extrema moderación. En todos los casos, el exceso de azúcar y grasas saturadas, así como la ausencia de ingredientes naturales, son las claves de su mala puntuación.

  • Kinder Bueno Ice Cream Bar: dulce en exceso: Con 31 gramos de azúcar y 15 gramos de grasa saturada por cada 100 gramos, este helado encabeza la lista negra. El NutriScore lo penaliza con una E, la peor clasificación posible. Aunque su sabor sea irresistible, su perfil nutricional deja mucho que desear.
  • Oreo Stick Sandwich de Nestlé: más azúcar que en una tarta: También con 31 gramos de azúcar y 13 gramos de grasa saturada, este helado de galleta y crema repite los errores del anterior. Además, no contiene fibra, lo que reduce aún más su puntuación nutricional. Un producto pensado para el paladar, pero no para el bienestar.
  • Choco Clack de Nestlé: bonito por fuera, problemático por dentro: El envoltorio puede ser atractivo y el sabor tentador, pero el Choco Clack sigue el mismo patrón: alto contenido de azúcar y grasas saturadas, ausencia de ingredientes de calidad y una clasificación E en NutriScore. Un helado que, aunque popular, es mejor dejar en la estantería del supermercado.

La clave para consumir helado de forma saludable está en la moderación y la información. Conocer qué ingredientes lleva cada producto, entender las etiquetas y no dejarse llevar solo por la publicidad o el envoltorio vistoso puede marcar la diferencia. Aunque la OCU haya hecho una importante labor de análisis, la responsabilidad final sigue siendo del consumidor. Escoger un producto con mejor perfil nutricional, más allá de su precio o popularidad, es un pequeño gesto con grandes consecuencias. Y, como siempre, cuanto más natural, mejor.

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