Con el calor instalado antes de tiempo y los termómetros anunciando máximas que superan los 40 grados en varias regiones de España, los helados se convierten en algo más que un simple capricho: son un alivio dulce, rápido y refrescante para afrontar las altas temperaturas. Pero no todos los helados son iguales. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un análisis detallado para orientar a los compradores en medio de la abrumadora oferta actual.
En su estudio, la OCU clasifica los mejores y peores helados disponibles en los supermercados en función de su perfil nutricional. A continuación, te contaremos cuáles son los más recomendables y los que es mejor dejar en el estante del congelador.
1¿Refrescante o peligroso? El lado oculto del helado

Aunque los helados nos salvan del calor y pueden mejorar cualquier sobremesa o tarde en familia, la mayoría esconde una realidad menos dulce: altos niveles de azúcar, grasas saturadas y aditivos que pueden tener un impacto notable en nuestra salud si se consumen con frecuencia.
De hecho, el azúcar no solo endulza: también evita que el helado se cristalice, logrando esa textura cremosa que tanto gusta. Por su parte, la grasa —que en algunos productos puede alcanzar hasta un 15% de su composición— es fundamental para la estabilidad del helado, pero no siempre es de buena calidad. Si a eso le sumamos conservantes, colorantes y saborizantes artificiales, estamos ante un cóctel que exige mirar con lupa las etiquetas.
La OCU ha identificado productos con un equilibrio aceptable entre sabor, composición y perfil nutricional, y también ha advertido sobre los menos recomendables, marcados con la temida letra E en el sistema NutriScore. Este análisis se vuelve esencial, sobre todo en un contexto donde el helado deja de ser un lujo ocasional para convertirse, muchas veces, en un habitual del verano.