Cada vez que vamos al supermercado, tomamos decisiones que, sin saberlo, pueden influir directamente en nuestra salud. Elegimos un yogur, una barra de pan o una lata de atún sin preguntarnos demasiado por lo que significan en realidad esos productos. Confiamos en que si están en las estanterías, deben ser seguros. Pero, ¿sabemos realmente qué alimentos estamos comiendo?
Según una reciente encuesta presentada con motivo del Día Nacional de la Nutrición, un sorprendente 86 % de los españoles admite no tener claro qué es un alimento procesado ni su verdadero impacto en la salud. Lejos de ser un tema menor, esta desinformación revela una fractura importante entre el interés creciente por comer mejor y la falta de herramientas claras para conseguirlo.
4El rol institucional: entre la regulación y la educación

Durante el acto institucional del Día Nacional de la Nutrición, celebrado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), distintos representantes coincidieron en la necesidad de mejorar la comunicación científica sobre los alimentos procesados. Desde el propio Ministerio, José Miguel Herrero Velasco, director general de Alimentación, insistió en la importancia de contar con una regulación clara a nivel europeo sobre la clasificación de estos productos.
Una de las propuestas más relevantes fue la implementación de un etiquetado frontal sencillo, comprensible y basado en evidencia científica. Este sistema, además de empoderar a los consumidores, permitiría fomentar una alimentación más alineada con los principios de la Dieta Mediterránea, reconocida internacionalmente por su impacto positivo en la salud.
Almudena Rollán Gordo, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), respaldó la idea recordando el papel que tiene la institución para asegurar el acceso a dietas seguras, saludables y sostenibles. Para ella, informar adecuadamente a la población no es solo una cuestión de salud pública, sino también de equidad.