En un momento en que la obesidad amenaza con convertirse en una epidemia global, cada alimento que elegimos cobra un nuevo significado. Y entre ellos, el aceite de oliva —estrella indiscutible de la dieta mediterránea— empieza a brillar con fuerza renovada. Más allá de su sabor inconfundible y su papel en la cocina tradicional, científicos y nutricionistas lo señalan ahora como un superalimento en la lucha contra el exceso de peso.
La clave no está en dietas milagro ni en fórmulas mágicas, sino en incorporar con inteligencia ciertos ingredientes que, como el aceite de oliva, ofrecen beneficios demostrados. Estudios recientes revelan que su consumo moderado puede contribuir no solo a reducir la grasa abdominal, sino también a mejorar marcadores de salud general. ¿Puede realmente este superalimento ayudarnos a adelgazar? La ciencia comienza a inclinar la balanza a su favor.
1El aceite de oliva y su impacto en la pérdida de peso
La obesidad es una enfermedad crónica y compleja que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que para 2035, uno de cada cuatro individuos padezca obesidad. Este fenómeno no solo se atribuye a la ingesta de alimentos, sino también a factores metabólicos, endocrinos, epigenéticos y ambientales, como el estrés y la falta de sueño.
En este contexto, el aceite de oliva ha ganado atención por su potencial para ayudar en la pérdida de peso, especialmente en la reducción de la grasa abdominal. Un estudio publicado en la Revista Española de Salud Pública concluyó que una dieta enriquecida con este superalimento redujo más el peso que una dieta control, disminuyendo la cintura en -0,60 cm y el índice de masa corporal en -0,90.
Además, investigaciones sugieren que el consumo regular de este superalimento puede ayudar a reducir la grasa abdominal. Un estudio en particular encontró que una dieta rica en aceite de oliva reduce la grasa abdominal en un 14% en comparación con una dieta baja en grasa.
