El emérito Juan Carlos I, y su hijo Felipe VI, mantienen una relación complicada, determinada por demandas judiciales, desencuentros públicos y una orden del rey que ha erradicado cualquier posibilidad de reconciliación.
Mientras tanto, Felipe VI, como rey de la Corona española, deberá analizar cómo preservar la estabilidad cuando la sombra de un rey caído sigue proyectándose sobre ella. La respuesta, quizás, recaerá en manos de Leonor, quien heredará el trono de una familia dividida.
3El intento fallido de reencuentro con Leonor

¿Cuál fue el problema reciente? Juan Carlos I, exiliado en Abu Dabi desde hace cinco años, tenía planeado viajar a República Dominicana, donde su nieta Leonor estaría de visita institucional a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. El emérito pretendía reencontrarse con ella, sin embargo, Felipe VI lo prohibió. Según EN Blau, el rey le advirtió a su padre: si bajaba del avión, las represalias serían «muy duras».
El emérito ha intentado acercarse a la familia durante los últimos años. En mayo de 2022, viajó a Sanxenxo, donde participaría en una regata, aquí era vigilado por la infanta Elena, pero al final regresó a Portugal sin ver a Leonor. Ahora, con su salud frágil, el aislamiento le pesa: «No quiero morir en el exilio, solo y derrotado», confesó a su círculo íntimo, según el medio citado.
La discusión más fuerte entre Felipe VI y Juan Carlos I en cinco años de exilio ocurrió por teléfono. Juan Carlos, enfadado por no poder residir en España, acusó a su hijo de mantenerlo «desterrado». Felipe VI, por su parte, le cuestionó poner en riesgo años de esfuerzo de tratar de limpiar las especulaciones que empañaron a la monarquía.
«Todavía tengo poder», habría replicado el emérito, según EN Blau. Mientras Felipe VI prioriza la honestidad y el distanciamiento de los escándalos mediáticos, Juan Carlos I intenta no ser borrado de la historia.