Conducir por las carreteras españolas implica, en muchas ocasiones, un ejercicio constante de atención, cálculo y hasta intuición. Más allá del paisaje o del destino, buena parte del trayecto se resume en mirar el velocímetro y preguntarse: “¿Estoy dentro del límite?”. Pero detrás de esa pregunta hay una verdad poco conocida y que ahora la propia Dirección General de Tráfico (DGT) ha querido oficializar: los radares no son infalibles, y por ello, existen márgenes de error que pueden librarte de una multa.
Aunque pueda parecer una concesión, se trata de una medida técnica, respaldada por normativa y aplicada de forma precisa para evitar injusticias. En otras palabras, los radares de la DGT tienen una pequeña tolerancia al medir la velocidad, y este detalle puede marcar la diferencia entre una conducción sin consecuencias o una notificación de sanción en el buzón.
5¿Una brecha legal o una medida de justicia técnica?

Puede que algunos interpreten estos márgenes como una suerte de “cheque en blanco” para acelerar unos kilómetros por encima del límite. Pero esa no es la intención de la DGT. La inclusión de un margen de error tiene un objetivo técnico, no permisivo: evitar sancionar por infracciones que, en realidad, no lo son debido a posibles imprecisiones del dispositivo.
De hecho, la DGT ha sido clara en sus comunicados: el margen de error no debe animar a la conducción temeraria ni al cálculo arriesgado del velocímetro. Simplemente, es una garantía jurídica y técnica, tanto para el conductor como para la propia administración.