Algo está cambiando en Cuenca. Cada vez más jóvenes regresan de sus vacaciones de verano con un inglés más fluido, más natural… y sobre todo, con más ganas de aprender. ¿El motivo? No es una nueva plataforma digital ni unas clases particulares intensivas. El cambio viene de un lugar inesperado: un campamento.
Se trata de Cuenca Destination Summer Camp, un programa de inmersión lingüística creado y dirigido por Sayda Cortez, profesora de inglés con más de 15 años de experiencia, fundadora de English Tutorial Center, y una enamorada de Cuenca. Su visión ha dado forma a un modelo educativo diferente, que combina el aprendizaje del idioma con actividades de aventura, talleres creativos y convivencia real. Un enfoque natural, emocional y efectivo.
Lo que antes parecía lejano, ahora está cerca
Hasta hace unos años, para vivir una experiencia de inmersión lingüística real era casi imprescindible salir del país. Hoy, cada vez más familias de Madrid, Valencia, Albacete, Toledo y otras provincias han encontrado en este campamento una alternativa completa, educativa y cercana. Sin vuelos, sin barreras y a solo un paso de casa.
Aprender inglés viviendo, no estudiando
En Cuenca Destination, el inglés no se memoriza: se vive. Nada de libros, ejercicios repetitivos o exámenes. Todo sucede de forma natural: en un juego, en una excursión, en un taller de cocina o en una actividad creativa. Los chicos se sumergen en un entorno donde el idioma está presente todo el tiempo… y casi sin darse cuenta, lo hacen suyo.
Sayda lo explica así:
“Aquí los chicos no se sienten evaluados. Se sienten parte de una experiencia. Están divirtiéndose, resolviendo retos, trabajando en equipo. Y todo ocurre en inglés, pero sin forzar. El idioma fluye porque es útil, necesario y está vivo.”
Monitores nativos y un entorno que favorece la expresión
Una de las claves del éxito del campamento es su equipo: monitores nativos y bilingües con experiencia en docencia, ocio y animación. Esta mezcla permite crear situaciones reales de comunicación, donde el idioma se convierte en el canal natural para entenderse. Los niños y adolescentes practican inglés con hablantes reales, sin subtítulos ni guiones, ganando confianza a través de la interacción constante.
Además, el entorno lo facilita todo: lejos del aula, rodeados de naturaleza, sin móviles, sin presión… y con espacio para expresarse sin miedo.
Cambiar el miedo por confianza
Uno de los mayores obstáculos en el aprendizaje del inglés es el miedo a equivocarse. En el campamento, ese miedo desaparece. Se crea un ambiente de seguridad y respeto, donde los errores no se corrigen con rojos, sino que se abrazan como parte del proceso.
“Muchos llegan con timidez, bloqueados. Pero en pocos días están participando, bromeando, hablando con naturalidad. Porque aquí no hay juicios. Solo ganas de compartir y pasarlo bien,” explica Sayda.
Multiaventura, juego y desconexión digital
La propuesta del campamento va más allá del inglés. También es un espacio de convivencia, de autonomía y de crecimiento personal. Gymkanas cooperativas, rutas por la naturaleza, talleres de cocina, dinámicas de grupo, juegos como ‘Atrapa la bandera’… todo está pensado para fomentar el espíritu campamentero y la conexión entre los participantes.
Este año, además, el campamento se celebra en una nueva ubicación: Arcas, a solo 15 minutos de Cuenca ciudad, pero rodeado de caminos, bosques y naturaleza. Un entorno más rústico, menos glamuroso… y más auténtico.
Y un detalle importante: los móviles se guardan durante toda la semana. Solo se permite una breve conexión diaria para saludar a las familias. El resto del tiempo es para ellos. Para vivir el presente, para relacionarse, para aprender a estar sin pantallas. Un regalo.
Accesible, cercano y con vocación de crecer
Sayda tiene claro que esta experiencia debe ser accesible. Por eso, el campamento está pensado para adaptarse a diferentes perfiles: desde chicos con más nivel de inglés hasta aquellos que aún no se sueltan del todo. Todos encuentran su espacio, todos tienen su ritmo, y todos terminan hablando.
Además, su objetivo no es solo enseñar. Es poner en valor todo lo que Cuenca puede ofrecer: naturaleza, tranquilidad, oportunidades educativas y un entorno perfecto para experiencias transformadoras.
“Amo Cuenca. Y creo que este proyecto no solo es bueno para los chicos, también es una forma de demostrar que en esta tierra hay talento, propuestas de calidad y un potencial enorme para crecer. Llevamos cinco ediciones y queremos seguir avanzando.”
El inglés, cuando se vive, se queda
Los padres lo notan. Los chicos vuelven con otro brillo. No solo entienden más inglés, sino que han perdido el miedo. Lo usan. Lo disfrutan. Porque el idioma, cuando se asocia con emociones, con amistad, con diversión… se queda para siempre.
Y eso, al final, es lo que realmente importa.