El Sevilla FC vive sus horas más oscuras. La derrota por 3-2 frente al Celta de Vigo no solo agrava su situación en la tabla, sino que ha encendido la mecha de una afición al borde del colapso. Con apenas tres jornadas por disputar, la permanencia en Primera pende de un hilo. El equipo, incapaz de imponerse ante un rival que jugó con uno menos durante todo el segundo tiempo, desperdició una oportunidad clave para sellar la salvación.
La tensión ha superado el ámbito deportivo. El nerviosismo y la desesperación se han apoderado de un club que parece haber perdido el control total de la situación. El margen de error se ha esfumado y el abismo de la Segunda División amenaza con tragarse a una institución histórica.
3Un recibimiento de alto voltaje en Sevilla FC

El regreso a la capital andaluza fue explosivo. A su llegada a la ciudad deportiva José Ramón Cisneros Palacios, los jugadores se encontraron con una masa de aficionados enfurecidos, muchos de ellos con el rostro desencajado por la frustración. Gritos, insultos y hasta lanzamientos de huevos marcaron la tónica del recibimiento.
La Policía tuvo que intervenir para evitar que la situación se desbordara por completo. Disparos de pelotas de goma al aire fueron necesarios para disuadir a los más exaltados. La crispación alcanzó niveles inusitados y la convivencia entre plantilla y afición quedó completamente rota.