Juan Carlos I y su hija, la infanta Elena, siempre han mantenido una estrecha relación basada en principios de lealtad Desde que el rey emérito está exiliado en Abu Dabi, Elena mantiene firme como su mayor apoyo hacia su padre.
A diferencia de Felipe VI, la infanta realiza viajes constantes a Abu Dabi, mantiene presencia en actos públicos junto a su padre y tienen contacto diario, estas serían algunas muestras del vínculo sólido que establecieron, incluso en los momentos más difíciles de Juan Carlos I. La madrugada del jueves al viernes, este vínculo volvió a ponerse a prueba con una llamada telefónica en la que el emérito, entristecido, no pudo contener el llanto, según EN Blau.
2La salud del rey emérito se agrava

Según EN Blau, los informes médicos que ha recibido recientemente Juan Carlos I han empeorado su condición y estado de ánimo. La medicina regenerativa, aunque funcionó por un tiempo, ya ha dejado de ser efectiva. Actualmente, se enfrenta a la posibilidad de un futuro en silla de ruedas, un escenario que ha dicho, según cercanos a él, no aceptará.
Aunque el emérito está rodeado de asistentes médicos y empleados en su residencia de Abu Dabi, Juan Carlos I es consciente de que su compañía representa más a intereses económicos que a un cariño genuino. Este sentimiento de soledad se hace cada día más evidente, especialmente cuando recuerda que quienes lo acompañaron en sus días gloriosos ya no están, han indicado fuentes cercanas a EN BLau.
Pilar Eyre, por su parte, ha indicado que si bien no está gravemente enfermo, Juan Carlos I sí está impedido de su movilidad y debe usar silla de ruedas, aun cuando se ha negado. Aunque «está bien de salud», Eyre señala que «está abatido y ha perdido amigos», quizá, por todos los escándalos en los que se ha visto involucrado. También ha mencionado que el rey Juan Carlos I está renuente al uso de silla de ruedas porque «no quiere parecerse a su madre», quien también padeció de una enfermedad que le hizo perder su movilidad.