Tras despedir al papa Francisco, el Vaticano se prepara para la elección de su sucesor, un cónclave en el que se aprovechará de la tecnología para tratar de mantener el secreto más protegido de la Iglesia católica a salvo y que no se pueda llegar a conocer por los ciudadanos antes de que se realicen los correspondientes procesos.
Para ello, ha puesto en marcha un sistema de vigilancia y ciberseguridad ambicioso, recurriendo al uso de la inteligencia artificial para evitar posibles filtraciones durante el cónclave en el que se decidirá quién será el nuevo papa, el cual dará comienzo el próximo día 7 de mayo.
7EL RETO DEL VATICANO EN EL SIGLO XXI

A pesar de que estas medidas pueden parecer de película, hoy en día son imprescindibles para salvar uno de los secretos mejor guardados de la Iglesia, que tiene más de 2.000 años de historia. Esta sabe que sus tradiciones más antiguas deben ser capaces de adaptarse a los desafíos del siglo XXI.
El cónclave es un proceso que se desarrolla a puertas cerradas y alejado del bullicio del mundo exterior, pero hoy en día este es muy ruidoso, intrusivo e imprescindible. Por lo tanto, toda preocupación es poca para que el Vaticano sea capaz de preservar el secreto hasta que sea público.