En los últimos meses, la empresa Endesa ha sido víctima de una serie de ataques que han dejado inoperativas varias de sus instalaciones eléctricas en la ciudad de Sevilla. Estos incidentes, que parecen estar relacionados con el cultivo ilegal de marihuana, han provocado importantes daños a la red de distribución y generado serios problemas de suministro para los clientes legítimos. Ante esta situación, la compañía ha tenido que realizar cuantiosas inversiones para reforzar y digitalizar sus redes, lo que refleja la complejidad del desafío que enfrenta.
La sobrecarga de la red generada por los enganches ilegales utilizados para alimentar estas plantaciones ha sido el principal detonante de los problemas que ha sufrido Endesa en la capital andaluza. Los datos recabados por la empresa revelan una situación preocupante, con instalaciones diseñadas para atender a cientos de clientes legales que han terminado colapsadas por el abuso de unos pocos. La respuesta de la compañía ha sido contundente, pero parece que el fenómeno sigue expandiéndose, obligándola a redoblar esfuerzos.
EL IMPACTO DE LOS SABOTAJES A LA RED ELÉCTRICA
En las últimas tres semanas, Endesa ha sufrido la calcinación de cuatro centros de transformación en diferentes barrios de Sevilla. Estos incidentes se han producido, en su mayoría, durante la madrugada, cuando supuestamente los consumos energéticos deberían ser menores. Sin embargo, las instalaciones han quedado completamente inutilizadas, dejando sin suministro a los clientes legítimos.
Uno de los primeros casos se registró el pasado 15 de julio en el Polígono Sur, donde un centro de transformación con capacidad para 1.400 clientes solo contaba con 112 contratos de suministro en vigor. A pesar de que esta instalación había sido reforzada en 2020 para evitar daños mayores, el sabotaje y la manipulación a la que fue sometida terminaron por calcinarla.
Algo similar ocurrió el 16 de julio en Los Pajaritos, donde un centro de transformación con la última tecnología, instalado apenas seis meses atrás, también quedó completamente inutilizado. Esta instalación, con capacidad para 1.400 clientes, contaba con 850 contratos legales, lo que demuestra la enorme discrepancia entre la potencia instalada y el número de usuarios reales.
Otro de los centros afectados fue el ubicado en la plaza del Platanero, en Torreblanca. Esta instalación, que había sido renovada hacía apenas un año, tenía potencia suficiente para atender a 1.400 clientes, pero solo contaba con 204 contratos de suministro en vigor. Aquí también, la sobrecarga provocada por los enganches ilegales terminó por dejar la instalación inutilizada.
LA RESPUESTA DE ENDESA: INVERSIONES Y LUCHA CONTRA EL FRAUDE
Ante esta situación, Endesa ha respondido con una fuerte inversión dirigida a reforzar y digitalizar las redes de media y baja tensión en las zonas más afectadas por el fraude eléctrico relacionado con el cultivo de marihuana.
Desde 2020, la compañía ha destinado cerca de 12,7 millones de euros a este plan, lo que ha implicado duplicar la potencia instalada en estos barrios, a pesar de que no han experimentado un crecimiento poblacional o nuevas planificaciones urbanísticas que lo justifiquen. De hecho, la inversión media por cliente en estas zonas es cinco veces superior a la destinada a barrios más acomodados de la ciudad.
Además de estas inversiones, Endesa continúa trabajando activamente en la lucha contra el fraude eléctrico, realizando continuas intervenciones para la detección y eliminación de los enganches ilegales. La última de estas acciones se llevó a cabo el pasado 19 de julio en el Polígono Sur, donde se inspeccionaron 100 suministros, de los cuales 44 estaban en fraude y 2 presentaban consumos desproporcionados, similares a los de una plantación de marihuana.
EL IMPACTO PARA LOS CLIENTES LEGÍTIMOS
Todas estas incidencias han tenido un impacto directo sobre los clientes legítimos de Endesa, que se han visto privados del suministro eléctrico en numerosas ocasiones. Para intentar garantizar el servicio a estos usuarios, la compañía ha tenido que recurrir a la instalación de grupos electrógenos, lo que ha supuesto un importante esfuerzo adicional.
En el caso de Torreblanca, por ejemplo, se instalaron hasta cuatro grupos electrógenos con potencia para 2.700 suministros, con el fin de dar servicio a los 204 clientes con contrato en vigor. Sin embargo, estos aparatos estaban al límite de su capacidad, lo que refleja la magnitud del desafío al que se enfrenta Endesa.
Más allá de las interrupciones en el suministro, estos incidentes también han puesto en riesgo la seguridad de los técnicos de la compañía, quienes en algunas ocasiones han tenido que soportar amenazas de personas que transitaban por la zona mientras evaluaban los daños.
En definitiva, la sobrecarga de la red provocada por los enganches ilegales relacionados con el cultivo de marihuana ha generado una situación crítica para Endesa en Sevilla, obligándola a realizar cuantiosas inversiones y a redoblar sus esfuerzos en la lucha contra el fraude eléctrico. Sin embargo, el problema parece lejos de estar resuelto, lo que plantea importantes retos tanto para la empresa como para las autoridades responsables de garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.