La cárcel de Valdemoro, ubicada en la Comunidad de Madrid, se ha visto envuelta en una serie de incidentes violentos que han puesto en jaque la seguridad de los funcionarios y la estabilidad de la institución. Estos acontecimientos, denunciados por los sindicatos ACAIP-UGT y CSIF, revelan una preocupante situación que exige una respuesta inmediata por parte de las autoridades competentes.
La Espiral de Violencia en las Prisiones
Los hechos ocurridos en el módulo 8 de la cárcel de Valdemoro son un claro reflejo de la creciente conflictividad que se vive en las prisiones españolas. Un interno, identificado como E.M.B., se abalanzó sobre otro reo, propinándole varios puñetazos en la cara. Cuando los funcionarios de servicios acudieron a intervenir y separar a los presos, el mismo interno se lanzó contra ellos con la intención de agredirlos.
El jefe de servicios fue víctima de un intento de estrangulamiento por parte del reo, a través de la técnica conocida como «mataleón». Otros trabajadores lograron rescatar y separar al jefe de servicios de su agresor, pero en el forcejeo resultaron lesionados una empleada y otro empleado, quienes requirieron asistencia médica.
Estos incidentes no son hechos aislados, sino que forman parte de un patrón que se repite en la prisión de Valdemoro. Tan solo el domingo anterior, un funcionario resultó agredido y otro amenazado de muerte durante una pelea entre presos. Según CSIF Prisiones Valdemoro, el agresor solo pasó 24 horas en aislamiento y no fue trasladado a otro centro penitenciario, lo que aumenta la sensación de inseguridad entre el personal.
Una Política «Buenista» y sus Consecuencias
Los sindicatos ACAIP-UGT y CSIF han criticado duramente las «políticas buenistas» implementadas por las Direcciones de los centros penitenciarios, las cuales, a su juicio, están provocando una «mala clasificación interior» de los internos y «cada vez más agresiones y menos respeto a la figura del Funcionario de Prisiones».
Según los expertos, la falta de condición de autoridad, la inadecuada formación y los escasos medios materiales con los que cuentan los funcionarios de prisiones son factores que contribuyen a la escalada de violencia dentro de estos recintos. Además, el elevado número de presos con problemas mentales que conviven con el resto de población reclusa y el déficit de la sanidad penitenciaria, que alcanza más del 65% de falta de médicos, agravan aún más la situación.
Hacia una Solución Integral
Los sindicatos han exigido que la clasificación y separación interior de los internos atienda a la realidad de los perfiles de los presos, aplicando la individualización científica establecida en la Ley y el principio unicelular de un interno por celda. Asimismo, han solicitado que se den las soluciones necesarias al déficit sanitario en las prisiones españolas.
De no implementarse estas medidas, advierten que la creciente conflictividad en las prisiones españolas y la falta de seguridad en los centros podrían tener consecuencias imprevisibles. Es crucial que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y adopten un enfoque integral para abordar esta problemática, garantizando la seguridad de los funcionarios y la adecuada rehabilitación de los internos.