El Eurogrupo, formado por los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro, ha solicitado este lunes redoblar esfuerzos para mejorar la eficacia, calidad y composición del gasto público, de manera que conduzca a una consolidación fiscal gradual y sostenida en la eurozona, la cual sigue siendo necesaria en el futuro para reducir los elevados niveles de déficit y deuda.
La declaración del Eurogrupo sobre la orientación fiscal de la zona del euro en 2025 recalca que estos ajustes deben realizarse de forma que minimice el impacto sobre el crecimiento, al tiempo que se sigue mejorando la productividad y se mantiene o aumenta la inversión, la cual sigue siendo esencial para una economía competitiva, dinámica y resistente.
El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, ha defendido que una postura fiscal ligeramente contractiva permitirá preservar la inversión pública, la cual, junto a las transiciones verde y digital, así como el gasto en defensa, requerirán cientos de miles de millones de euros al año.
La necesidad de consolidar las finanzas públicas
Gentiloni reconoce que el ajuste fiscal no es una tarea fácil, pero lo considera una necesidad para varios países, especialmente para aquellos que están en un proceso de déficit excesivo. Sin embargo, defiende que las trayectorias trazadas por la Comisión Europea son muy realistas y «no obligan a los países a hacer cosas imposibles», pese a dificultades nacionales añadidas como el caso de Francia, que tendrá un gobierno provisional con poderes más limitados.
El político italiano considera que la mayor parte de esas necesidades de inversión deberían proceder de la inversión privada, y ha insistido en que «ya es hora de empezar a debatir cómo imaginar posibles nuevas herramientas comunes para objetivos comunes«, puesto que el fondo anticrisis que la UE puso en marcha para hacer frente a las pérdidas de la pandemia expira en agosto de 2026.
Divisiones entre los Estados miembro sobre el endeudamiento
La emisión de más deuda pública es un debate recurrente en el seno de la UE que divide a los Estados miembro entre los tradicionalmente más frugales, como Alemania o Países Bajos, reacios a aumentar el endeudamiento, y aquellos que defienden el gasto público para afrontar los gastos, como es el caso de España o Italia.
El ministro de Finanzas neerlandés, Eelco Heinen, ha afirmado que no cree que la emisión de más deuda conjunta sea «el camino a seguir«, pese a saber que «es un deseo que ciertos países quieren poner sobre la mesa». Por el contrario, aboga por «tratar de impulsar el crecimiento y reducir el gasto público«.
De manera similar, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, ha asegurado que prefiere «ver progresos en la arquitectura de la Unión de Mercados de Capitales y en la desventaja que esto supone para la UE frente a Estados Unidos» antes que en el aumento de la deuda pública.
Tanto Lindner como la ministra de Hacienda de Finlandia, Riikka Purra, han emplazado a todos los Estados miembro a comprometerse a aplicar la consolidación fiscal necesaria en base al interés común de la UE para mantener la sostenibilidad de la deuda pública.