Las patatas al ajillo conforman una deliciosa (y muy apetitosa) opción para preparar nuestro estómago antes de los primeros platos, o como principal, por qué no. En ello, y más allá de que sean muy factibles para sacarnos de algún apuro, se ven muy bien para cualquier tipo de carne.
De hecho, es bastante común que nuestro plato de carne vaya acompañado previamente de una guarnición como son las patatas al ajilo. El secreto de las mismas no es otro que conseguir con ellas que estén tiernas por dentro y crujientes por fuera. Y a partir de ahí podemos hacer un plato más que sabroso y que nos salvará de cualquier apuro. Así puedes prepararlas.
8El toque final y maestro: el vertido del vino blanco

Posteriormente, y como un truco que vale para todo, lo que podemos hacer también para nuestras patatas al ajillo es verter el vaso de vino. Esto será para antes de que el ajo coja color.
Así, dejamos que reduzca. Al añadir el vino, el resultado es unas patatas al ajillo más caldosas, con una salsa deliciosa.
Luego de ello bastará con añadir un poco de sal y el perejil picado, y removemos a continuación por dos fases. La segunda es cuando pasará por remover todos los ingredientes, haciendo que nuestro plato ya estará listo para servir. Ello lo podemos hacer sobre todo para nuestras carnes, bien un solomillo, lomo... pero también sirve para cualquier pescado que busquemos añadir en nuestros días a días.