Mujeres con discapacidad supervivientes a la violencia reclaman visibilidad y exigen medidas que tengan en cuenta a estas víctimas

La Fundación Cermi Mujeres (FCM) celebró este miércoles un webinario centrado en la violencia por razón de género y discapacidad en el confinamiento, durante el que mujeres con discapacidad supervivientes a la violencia compartieron sus testimonios, reclamaron una mayor visibilidad de este problema y exigieron que las medidas que adopten las administraciones para luchar contra esta lacra tengan en cuenta siempre a las mujeres y niñas con discapacidad.

En concreto, la FCM celebró el quinto webinario ‘No estás sola’, un ciclo de encuentros telemáticos puesto en marcha durante los próximos miércoles a las 16.00 horas, para favorecer el apoyo y acompañamiento a las mujeres con discapacidad y a madres y cuidadoras durante la pandemia, y que cada semana aborda un tema diferente. Esta quinta sesión contó con la presencia online de unas 240 mujeres, tanto de España como de Latinoamérica.

Tras la apertura de la vicepresidenta ejecutiva de la FCM, Ana Peláez, la criminóloga y jurista Ana Almécija enumeró algunos de los factores que hacen que las mujeres con discapacidad tengan mayor riesgo de sufrir violencia, como tener más dificultades de autodefensa o afrontar trabas añadidas para acceder a recursos de ayuda y denuncia, entre otros. Con el confinamiento, según advirtió, “el aislamiento aumenta y con él, se complica el poder pedir apoyo y asesoramiento”. Por ello, hizo un llamamiento para que todas las personas “conozcamos los recursos disponibles, aunque no seamos víctimas de violencia, y que sepamos las diferentes herramientas existentes para cada tipo de discapacidad”.

La asesora legal de Cermi Mujeres, Laura Seara, incidió en las formas de violencia psicológica que se producen en muchas ocasiones contra mujeres con discapacidad, siendo desposeídas de su capacidad de elegir sus alimentos; de manejar sus finanzas; retirada del teléfono móvil para que no se puedan comunicar, o siendo obligadas a abandonar tratamientos médicos. También denunció situaciones como mujeres con discapacidad que, al perder sus ingresos por culpa de la pandemia o al haberse cerrado temporalmente recursos de atención, han tenido que volver a la casa donde han sufrido violencia.

LA VIOLENCIA DE GÉNERO, OTRA PANDEMIA

Por su parte, la secretaria primera de las Comisiones del Senado de Igualdad y de Seguimiento del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, Estefanía Martín Palop, exhortó a “seguir reforzando el sistema público de recursos de atención y denunció que muchas mujeres “llevan mucho tiempo sufriendo otra pandemia, la de la violencia de género”. Asimismo, mostró su preocupación por el descenso del número de denuncias durante el confinamiento, aunque “se están empezando a utilizar los denominados servicios silenciosos”, habilitados para quienes no pueden acudir presencialmente a denunciar porque el Gobierno quiere que “nadie se quede atrás”.

Isabel Sánchez, de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, puso en valor el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y añadió que “aunque es la hoja de ruta que seguimos, si tiene lagunas, se adoptan otras medidas añadidas”.

Por otro lado, Manoli, una mujer sordociega, reivindicó la necesidad de que existan suficientes intérpretes, ya que son “muy importantes” para que “podamos ser independientes y en caso de violencia, nosotras podamos denunciar”, porque “los recursos que existen, no son accesibles para mujeres sordociegas”.

BUENAS PRÁCTICAS

El webinario acogió un apartado también de buenas prácticas, en el que la asesora técnica de Cermi Andalucía, Ana Vales, expuso las claves de la colaboración puesta en marcha entre esta entidad y la Junta de Andalucía para ayudar a los profesionales sanitarios en la detección de situaciones de violencia de género contra mujeres y niñas con discapacidad, ya que “muchas veces, son los que mayor cercanía tienen para identificar estos casos”. Esta campaña cuenta con una página web y una aplicación móvil con información útil. Eso sí, declaró que echa en falta” la atención a la infancia maltratada, ámbito en el que desea que se avance en mayor medida.

La coordinadora de Cermi Comunidad Valenciana, Esperanza Adriá, detalló el servicio online ‘Sajsosex’, dirigido a mujeres con discapacidad. Esta iniciativa se lanzó “de manera exprés” en marzo para que estuviera al alcance de las mujeres con discapacidad si durante el confinamiento sufrían violencia machista y abusos.

Más allá de las intervenciones de estas expertas, el encuentro estuvo protagonizado por testimonios de mujeres con discapacidad que han sido víctimas de violencia y abusos. Este es el caso de Lola, cuyo padre agredió durante años, cuando era pequeña, tanto a ella como a su madre. Lamentó que su padre le “robó la niñez” y que desde pequeña sufre “una gran inseguridad” y ha tenido que soportar “enfermedades graves y muchos problemas sola”. Posteriormente, ella misma tuvo una pareja que la maltrataba, “pero al primer puñetazo” puso fin a esa violencia. Ahora es “feliz” y afirma que sigue “en la lucha”.

ROMPER EL CICLO DE LA VIOLENCIA

También se pudo escuchar el relato de un testimonio protegido de un intento de feminicidio, quien aseguró que “durante años perdí el control de mis ingresos, mi agresor me golpeaba y me encerraba bajo llave”. Tras diez años, esta abogada latinoamericana con discapacidad visual, pudo “romper el ciclo de violencia”, algo en lo que juega un papel importante el contar con apoyos para trabajar la autoestima. Reprobó también la actitud de las instituciones en su país y la falta de apoyos. “Necesitamos organizaciones como Cermi Mujeres para dar un acompañamiento personalizado, porque muchas mujeres piensan que no van a poder salir nunca de la violencia”, expuso.

Acto seguido, Raquel, otra participante, explicó que aguantó al lado de su maltratador hasta 22 años: “Empezamos a tener una vida en común, luego vinieron los hijos y llegaron las bofetadas. Te dice que no va a volver a suceder, lo crees y acabas incluso sintiendo pena por él. Hasta tres veces me fui de casa, porque todavía no estaba aprobada la Ley Integral contra la Violencia de Género. Pero gracias a la ayuda de seres queridos y profesionales, se puede salir”. Raquel, una mujer resiliente, dijo que ha podido rehacer su vida, está comenzando su segundo grado universitario y “me voy construyendo una felicidad moderada, como yo digo, pero felicidad al fin y al cabo”.

Rebeca, mujer con discapacidad sobreviviente a la violencia machista, afirmó que tuvo incluso que cerrar un negocio propio por su pareja. “Pero gracias a una amiga que me abrió los ojos, vi la realidad, porque yo no había sido consciente de haber sido maltratada”.

“He sufrido mucho, he tenido policía vigilándome todo el tiempo, pero he conseguido salir. Lo he conseguido porque me ayudaron de una manera maravillosa en el Cermi Comunidad Valenciana”, rememoró Rebeca, quien proclamó que “me quedo con Cermi CV y ahora voy a colaborar con ellos”.

El encuentro concluyó con la participación de varias inscritas, que compartieron testimonios y expresaron inquietudes sobre la violencia, como la especial vulnerabilidad de las mujeres con discapacidad psicosocial, dado que “muchas veces no son creídas”. Asimismo, otra participante compartió proyectos que se están desarrollando en Guatemala para atender a mujeres con discapacidad víctimas de violencia, con la colaboración de Cermi Mujeres.

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