Los obispos esperan que Sánchez “no busque atajos de legalidad de baja intensidad” contra los católicos

Los obispos esperan que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez “no busque atajos de legalidad de baja intensidad” contra los católicos y los trate en igualdad como al resto de españoles.

Así lo afirma el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, en una entrevista a la revista de la CEE ‘Ecclesia’, en la que recuerda al nuevo Gobierno que “el Estado aconfesional no es laicista” y que “ha de respetar la existencia de confesiones religiosas, singularmente las de especial arraigo, como la Iglesia católica en España”.

“Esta no quiere privilegios, pero tampoco discriminaciones, no quiere estar por encima de la ley, pero tampoco ser menospreciada, así reivindicará el derecho a la libertad religiosa para celebrar la fe y actuar, dentro de la legítima iniciativa social, en favor del bien común. La Iglesia también defiende el principio de legalidad, por eso espera que el nuevo Gobierno no busque atajos de ‘legalidad de baja intensidad’ en ninguno de los graves asuntos que ha de abordar, y defiende el principio de igualdad para los católicos y quienes, sin serlo, deseen participar en las obras pastorales, educativas y sociales puedan hacerlo en igualdad de oportunidades y de trato que el resto de los españoles”, sostiene el prelado.

En este contexto, Argüello, cuya entrevista se publicará íntegramente este sábado, agrega que “es muy necesario dialogar desde la verdad, la razón y un marco común de referencia con el objetivo del bien común”.

Ante el nuevo marco político y el actual contexto social, el portavoz de los obispos apunta que “lo oportuno sería que nos sentáramos todos, especialmente para un Gobierno que dice tener una preferencia por las llamadas ‘clases populares’. Porque la Iglesia, en su diversa forma de expresarse, es un agente muy activo en los cuatro pilares del Estado de Bienestar: en la educación, en la sanidad, en los servicios sociales y en el cuidado de los mayores, y ofrece una visión transcendente de la persona que fundamenta su radical dignidad. Es fuente de recursos de sentido, esperanza y de criterios éticos, tan necesarios hoy”.

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