Venenos con los que convives en casa

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Uno tiende a sentirse a salvo en su casa. Y, sin embargo, el uso creciente de químicos, las nuevas tecnologías o malos hábitos como una incorrecta ventilación pueden hacer que el nuestro sea un hogar enfermo. La incidencia de estos tóxicos varía mucho en función de las características de cada individuo, pero hay grupos de riesgo claros, como las embarazadas, los niños o quienes padecen alguna patología que debilite su sistema inmunológico.

Mención aparte merecen quienes padecen la llamada Sensibilidad Química Múltiple, una enfermedad que desde septiembre de 2014 se reconoce como tal en España: para ellos cualquier detergente, jabón o ambientador puede convertirse en un infierno de vómitos, irritaciones o dolores de cabeza. Sin llegar a esos extremos muchos podemos sufrir los efectos de los tóxicos presentes en elementos y rincones de nuestra casa aparentemente inocuos. Hacemos un repaso por algunos de los que recogen la Fundación Vivo Sano y la Fundación Alborada en su campaña Hogar sin tóxicos.

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Las paredes:

Es descorazonador, pero lo cierto es que los tóxicos pueden estar presentes en los propios materiales de construcción de nuestras casas. El yeso o los recubrimientos de paredes y techos pueden liberar distintos tóxicos. En concreto, los paneles de yeso pueden liberar xilenos, acetato de butilo, isodecano, decano, formaldehído, n-hexano, 2-metilpentano, a-undecano, fibras... También las impermeabilizaciones de látex o los adhesivos que se utilizan pueden liberar sustancias.El caso de las pinturas es paradigmático: hoy día, por ejemplo, el uso del plomo está muy limitado; no obstante durante años se ha utilizado profusamente. Este es uno de los motivos por los que es importante ventilar bien el hogar.

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