Luis Enrique ha reunido a la plantilla para cargar baterías
de cara a la semana decisiva que se inicia este miércoles en el Calderón.
El Barça disputa el partido de vuelta de los cuartos de
final de la Champions
con un dos a uno de la ida en el Camp Nou y con la certeza de que podrá contar
con el 11 de gala superadas las molestias en el pubis de Piqué. Rafinha será
baja por una sobrecarga y se une a la enfermería junto a Mathieu y Sandro.
La plantilla descansará esta tarde y mañana martes se
efectuará el último entrenamiento antes de la convocatoria y del viaje a
Madrid. La importancia del encuentro puede propiciar que Luis Enrique convoque
a todos los jugadores disponibles e incluso a los lesionados. Hacer piña en los
momentos cruciales entra en el pensamiento del técnico asturiano.
La falta de fuelle en el equipo, el bajo rendimiento de
Messi y de Neymar, la falta de combustible de Busquets, la horizontalidad del
juego del Barça y, también, la pérdida de la chispa son algunas de las razones
que ayudan a explicar el bajón de juego y de resultados de las dos últimas
semanas.
El Barça ha perdido una buena parte de la ventaja que le
distanciaba en la liga de sus perseguidores madrileños y, a falta de seis
jornadas, de 18 puntos, sólo tiene margen para un error. Aventaja de 3 puntos
al At.de Madrid y de 4 al Real Madrid. Con ambos equipo tiene el goal avarage a
favor.
Coruña, Betis y Granada a domicilio y Valencia, Gijón y
Español en el Camp Nou son los seis rivales que le restan en la temporada
regular a los catalanes.
Nadie duda que el resultado de este miércoles en el Calderón
puede determinar el estado de ánimo y la tendencia en los partidos que quedan.
De ser un gran candidato a repetir todos los éxitos del año
pasado, un Barça irreconocible ha perdido parte del crédito que tenía y los
culers más veteranos evocan épocas en que se perdían los títulos en situaciones
inverosímiles.
Luis Enrique y los capitanes Mascherano e Iniesta apuestan
por la fuerza del grupo para salvar este mes y medio de la temporada en la que,
en el mejor de los casos, quedan 11 partidos por jugar. Del todo a la nada en
apenas siete semanas de infarto para los aficionados.